domingo, 26 de julio de 2009

Fly me to the moon

Extracto del diario de Demetrio Rumikel Laffayette, el astronauta español que además de antepasado del Capitán Rumikel, fue el cuarto integrante de la misión espacial que llegó a la luna a bordo del Apolo XI y cuya presencia ha sido silenciada hasta ahora a causa de las increíbles revelaciones que contiene.

Día 0
Ya sé que hasta mañana no salimos, pero yo me he venido un día antes para pillar un sitio junto a la ventanilla. La nave está bien, las cosas como sean, no le falta de nada. He pensado que estaría bien darle un toque cálido y por eso he puesto unos dados de espuma colgando del espejo retrovisor. Estoy muy contento de formar parte de esta misión histórica. Lo único malo es que con los nervios se me ha cerrado el estómago y llevo 4 días sin hacer caca. Espero que no me entre el apretón en la luna.

Día 1
El lanzamiento ha sido un éxito. Sin embargo, entre la tripulación han surgido los primeros problemas. Cuando llevábamos sólo 10 minutos de viaje me he acordado que me había dejado el aire acondicionado enchufado en casa. Les he dicho de volver y se han negado en redondo. Me he puesto un poco farruco y al final hemos tenido que llamar a Houston y desde allí me han asegurado que ellos se harán cargo de la factura de la luz.
No sé si me llevaré bien con la gente. Armstrong es un poco chulito con esto de que ha ganado nosecuantos Tours de Francia y que sabe tocar la trompeta. No Aldrin no podré hablar mucho porque no sabe pronunciar la erre y me entra risa cuando dice palabras como "rinoplastia" "rifirafe" o "gustirrinín". Collins es el más normal, dice que lo que más le apasiona de la misión es que todo el mundo se acordará de su nombre para siempre.
Al final de la tarde la hemos vuelto a tener porque parece ser que está prohibido sacar la mano por la ventanilla. Estos de la NASA son un poco gilipuertas con sus normitas.

Sigo sin hacer de vientre.

Día 2:

El Universo está bien, pero es un poco monótono. Visto un planeta, vistos todos. Aquí dentro no hay mucho que hacer: los americanos no saben jugar a cartas, en la tele no se pilla ninguna cadena y no me he traído nada para leer. Para entretenerme un poco he cogido el micro y he dicho "Houston, tenemos un problema". Cuando me han contestado les he comentado que si una nave sale de Plutón a 120.000 kilómetros por hora y otra sale de Cuenca en dirección Venus a toda pastilla, ¿cuándo se encuentran en Saturno? Se han vuelto a enfadar conmigo. Me tienen manía.

Me aburro. Y me siento hinchado. Necesito evacuar o aquí se puede armar la marimorena.

Día 3:

Decididamente, Armstrong es idiota profundo. Después de comer nuestra menestra de verdura y pollo a l'ast en pastillas, me ha entrado el apretón. A toda prisa me he ido al baño, he estado casi media hora para descubrir cómo quitarme el traje y cuando ya estaba en ello, el tío cabrito ha enchufado lo de la gravedad y allá que nos hemos ido por los aires. Qué asco, hay caca por todos lados. Cuando por fin he conseguido salir del baño los tres estaban muertos de risa. Tontos, esta me la guardo.

Después de la siesta hemos llegado al término municipal de la luna. Por desgracia, está en cuarto menguante y nos las vamos a ver canutas para encontrar sitio donde aparcar el trasto. Hemos vuelto a llamar a Houston (entre lo de mi aire acondicionado y la factura del teléfono, no sé yo si les va a salir rentable esto) para ver quién será el primero en bajar de la nave. Nos han dicho que a ellos plim, que nos lo juguemos a piedra, papel, tijera. Ha ganado Armstrong. Qué potra tiene. A Collins le ha tocado quedarse en la nave. Hemos intentado consolarle diciéndole que ahora que ya sabe el camino puede venir otro día y que total en la luna tampoco hay nada que valga la pena. Pero no ha servido, lleva un mosqueo tremendo.

Día 4:
Ja ja, ¡qué pringaos estos americanos! Se la he metido doblada y me he vengado por lo de la bromita del cuarto de baño. Hemos podido aparcar la nave sin rayarla y antes de que bajara Armstrong he mirado por la ventanilla y les digo "vaya por Dios, ya hemos metido la nave en zona azul". Y ninguno de ellos había traído suelto, excepto yo, que siempre llevo calderilla por si veo a un mimo, tirárselo a la cabeza. Así que me he ofrecido a bajar y sacar el ticket y los tíos se lo han creído. O sea, que he sido el primero en pisar la luna. ¡¡¡Tooooooppp!!!

¡Qué mosqueo en Houston! Me han dicho que cuando llegue voy a flipar, pero oye, que me quiten lo pisao. La luna, así por encima, es un bluf. Que sí, que está ahí y que alguien tenía que ir, pero vamos que no tiene mayor atractivo. Mucho cráter, polvito blanco y poco más. Ni una zona verde, ni un banco para sentarse ni nada. Hemos estado un cuarto de hora los tres por aquí dando saltitos y luego nos hemos mirado y les he dicho que nos vayamos antes de que se haga de noche. A Aldrin le ha hecho risa. A Armstrong también, pero como estaba enfadado ha hecho como si no.

O sea, que ya está, el hombre ha estado en la Luna. Y ahora, para casa.

Día 5:
Quiero llegar a casa ya. Collins y Armstrong siguen enfadados y no dicen ni mú. Y Aldrin está súper pesado porque no dejan de ocurrírsele frases mejores que lo del paso para el hombre y la humanidad. Es lo que pasa, que en el momento igual no se te ocurre nada mejor y ya en casa, tenía que haberle dicho esto, tenía que haberle dicho lo otro y tal.

Encima me dejé el paquete de Ducados en la luna y no me puedo ni fumar un piti. Me aburro.

Huy, diario, te dejo, que Armstrong acaba de salir corriendo al baño. Al menos, vamos a echarnos unas risas.

3 comentarios:

Enrique Hormigos dijo...

Y lo que más mola de todo es que soy la visita número 5555.
Ya sé que lo pongo a huevo, pero es que yo soy asín.

Reverendo Hoover dijo...

No cuela, Vicente y Capitán. El hombre nunca estuvo en la luna, fue todo grabado en una isla secleta donde vive retirado Elvis Presley o algo así que me ha contado un primo mío. Los únicos que viven allí son los famosos Extraterrestes de Afuera, que la limpian de vez en cuando para que la veamos llena y brillante. Y de la bandera no dice nada, listo? Todo el mundo sabe el gazapo que hubo: en aquellos tiempos simplemente aún no se habían inventado. A mí me la vais a clavar, so jetas.

Capitán RMK dijo...

no, si al final me voy a tener que cabrear... no solo se me ignoro en las noticias y en los libros de historia, ahora mi jefe también me ingnora (vaya novedad), o a caso se cren que un tio con una pecera en la cabeza iba a hacer unas fotos tan estupendas de la luna? ahí estaba yo que ese día cogí la linea 5 y me pillo de paso, luego se las enseñe a Vicente que me las cambió por un bocata de chorizo, el trueque habitual...