viernes, 18 de julio de 2008

Vacaciones en familia


Adorados lectores y visores de fotos. Como ustedes comprenderán, tenemos unas familias y unas obligaciones para con ellos que cumplir. Por supuesto, no lo vamos a hacer porque pensamos que nuestra gente se merece lo mejor. Y lo mejor es que estemos lejos y no molestemos mucho. Y ésa es la razón por la cual nos hemos montado una cabaña en un árbol para pasar el verano. Al árbol no le falta de nada. A la cabaña sí. Lo cual indica que o bien los árboles se conforman con menos, o bien que ya no se hacen cabañas como las de antes.

Si ustedes, oh amados congéneres, quieren venirnos a visitar, tienen las puertas abiertas. Les invitaremos a una limonada y jugaremos a las películas. Verán qué risa, el capitán imita a Zoolander fetén fetén.

Si no nos quieren venir a visitar y no quieren saber nada más de nosotros, no les culpamos. A nosotros nos pasa lo mismo.

Por eso cerramos el chiringuito y nos vamos hasta septiembre, cada uno por su lado, en busca de nuevas y trepidantes aventuras que contar, en busca de sorprendentes y bellas fotos que realizar, en busca y captura por hurto menor (robamos a un señor bajito).

Así que si ustedes lo tienen a bien, nos vemos en setiembre.

Besos, abrazos, parabienes, loción antimedusas y un deseo: feliz navidad.

miércoles, 2 de julio de 2008

Vicenticos!


Como fiel mayordomo que soy y los años que llevo sirviendo a mi amo Vicente, nunca me he entrometido en los asuntos del señorito. Estudié en la misma escuela que Gracita Morales, me fui de erasmus con Rigodón y salí de copas con mister Proper, se podría decir que soy un mayordomo de tres palmos de nariz.

De pequeño siempre veía a Vicente correr hacia el baño con el playboy bajo el brazo, me gustaba pensar que era un gran amante de la lectura moderna y que de mayor sería poeta o trovador. Con el tiempo su afición a la lectura fue creciendo desmesuradamente, del playboy pasó al Lib y de allí al Hustler, sin duda iba a ser un letrado, un erudito, un tío de letras grandes... Pero ayer descubrí algo que cambiaría por completo el transcurso de esta historia.

Vicente se fue de casa para unas vacaciones con su gran amigo y mentor Hugh Heffner. Yo me dispuse a las tareas cotidianas de la casa: abrí unas cervezas, me tumbé en el sofá, puse unos discos de Marisol y llamé a unas señoritas para que me hicieran compañía. Mientras llegaban las damiselas aproveché para entrar en el cuarto de baño de Vicente y dedicarme un poco a la lectura moderna con alguna de sus revistas. Al entrar me tropecé y por poco no me rompo la piñata con un yunque. Me levanté todo lo aturdido que puede levantarse uno al pegarse un coscorrón con un yunque y me cagué en algunos santos que en ese momento pasaban por el pasillo, siempre me lo dejan todo perdido de aceite. Al agacharme a recoger la pantufla que había perdido con el tropezón vi una libreta en el suelo, y aunque no suelo tocar cosas del suelo, la cogí.
Secretamente Vicente llevaba años experimentado con sus genes, descartando los malos y centrándose en los menos malos. Quería crear una nueva super-raza de Vicenticos y lo había conseguido, estaba todo escrito en la libreta. Después de una ardua y pesada elección mancillando jóvenes y apuestas vírgenes y haciéndoles complicadas pruebas de inteligencia con un rubicub por fin dio con la doncella que cumplía con todos los requisitos impuestos por ella misma.

Así que sus vacaciones en compañía de Hugh Heffner no eran más que una tapadera, su afición a la lectura moderna era otra tapadera y lo que me inquieta más, mis albóndigas que tanto le gustaban serían también una tapadera?

Felicitats parelleta!