lunes, 31 de marzo de 2008

jueves, 27 de marzo de 2008

La vida de David Meca (1)


D.M: Mamá.
Madre de D.M: Sí hijo.
D.M: ¿Qué puedo hacer para no ser tan sumamente repelente y pesado, para que la gente no me odie y desee matarme y para no ser, en definitiva, el tío más imbécil del mundo?

Madre de D.M.: Nada, hijo, nada.

martes, 25 de marzo de 2008

El inconstante




Desde luego, tienen razón los que dicen que soy un inconstante. Y es que siempre lo dejo todo a medias. De hecho, yo era gemelos, pero sólo nací yo.

Mi vida no ha sido fácil. Quise ser jugador de fútbol, pero lo dejé cuando Michael Jordan y sus Nike Air. Luego pasé del básquet cuando me entró la vena punky, que dejé porque me dan miedo los alfileres. He sido católico, ateo, agnóstico a jornada parcial, budista, musulmán, nihilista y dependiente en unos grandes almacenes. Todo lo comencé con ilusión, pero al final lo dejé.

Tuve una época en la que quise ser escritor. Me apunté a un curso de narrativa, a uno de escritura creativa y a uno de mecanografía. Leí a los clásicos, a los contemporáneos e incluso libros que aún no se habían escrito. Pero no me decidía a escribir. Cuando no era por una cosa era por otra: que si no tenía papel, que si no tenía boli, que si ya estaba todo escrito, que si sin portátil no mola, que si este mundillo literario está corrompido, que si no sé escribir… Total, que lo dejé.

Y me vine a Barcelona con la ilusión de ser diseñador. Logré que mis padres se gastaran un pastón en un Mac y me plantifiqué en la ciudad del diseño. Me dejé coleta, perilla e incluso me dejé gafas de pasta. Me imbuí de diseño, supuraba diseño por los cuatro costados: Lucas, Juan, Mateo y Sur. Hice mis pinitos en el váter de la escuela de diseño. Pero acabé dejándolo, porque el diseño ya no es lo que era, hoy quien no diseña es porque no quiere, eso lo hace todo el ordenador y hasta el más tonto hace relojes.

Y me hice relojero. Pero lo dejé porque no tenía tiempo.

Y porque descubrí el maravilloso mundo de los blogs. Este mundo es maravilloso, tú escribes o diseñas lo que quieras, a la hora que quieras, y lo cuelgas. Y la gente entra, te dice cosas bonitas que aceptas y contesta, te dice cosas feas que borras de la lista de comentarios. Me lancé de lleno y creé no uno, sino quince blogs. Y me hice famoso, la gente me paraba por la calle: oye,¿tú eres el de los blogs? Y yo les decía que sí, les firmaba autógrafos y a algunos les daba azotes en el trasero, formando mi logotipo.

Vosotros habéis sido testigos de mi ascenso. Vosotros sabéis que no es que se me hayan subido las burbujas del éxito a la cabeza. Sabéis que sigo siendo el mismo de siempre. Pero que soy un inconstante. Por eso no escribo tanto. No porque no os quiera, no porque me aburra, no porque no tenga tiempo, no porque haya perdido los brazos en el casino, no. Es porque soy inconstante. Y me tenéis que querer así. Como soy.

Inconstante.


Estoy intentando quitarme, pero es lo único que no consigo dejar.

miércoles, 5 de marzo de 2008

VIVIR PARA VER




Desde luego, no se puede ser bueno. La gente es así, les das la mano y se te llevan el brazo. Y no lo digo por mi acceso de lepra, sino porque nos hemos visto obligados a incorporar en el programa político lo que llamaríamos “mano dura”. Izquierda, sí, pero dura. Ya está bien de tanto libertinaje, carambos.

Está claro qué es lo que quiere España, un partido de izquierdas que haga políticas sociales y progresistas que nos lleve al bienestar mediante la erradicación de un problema llamado inmigración.

El JPG en el anexo 2.8 titulado: “No somos racistas, pero…” nos hacemos eco de la preocupación que existe entre la gente ante la avalancha de señores y señoras de otras etnias que nos roban el pan y lo de dentro del bocadillo a los españoles. Y eso no puede ser, inmigración sí, pero hasta cierto punto. Hasta el punto, por ejemplo, de la frontera.

El JPG propone que todos los inmigrantes puedan entrar en España siempre y cuando se queden ahí, en el borde con Francia o en el estrecho, haciendo una muralla humana, entrelazando sus manos y cantando “somos ciudadanos de un mundo que necesita el vuelo de una paloma…” o cualquier otra canción de los Juniors. Así cuando pasemos por encima con el avión, los veremos ahí como hormiguitas.

Eso por lo que respecta a los que aún no están aquí. Para los que ya no nos podemos sacar de encima (los llamaríamos garrapatas, pero la corrección política y nuestro ideario izquierdoso nos lo impide) tenemos medidas de excepción. A saber:

- Los inmigrantes se dividirán en dos: los extranjeros y los moros/panchitos.
- Los extranjeros se distinguen por ser rosas de piel, tener dinero, calcetines, sandalias y chalets en la costa. Ellos son iguales a los españoles o incluso superiores, todo depende del dinero que puedan poseer. Si por un casual se quedasen sin dinero, pasarían a la figura legal denominada “puto guiri borracho” y sería expulsado del país tras haberle hecho tragar 5 litros de lo que ellos piensan que es sangría.
- En cambio, los moros/panchitos se distinguen por ser más morenos que nosotros, tocar instrumentos en las ramblas o pasar costo. Ellos serán tratados como culpables de algo salvo que se demuestre lo contrario. En este segundo grupo se centrará la labor social integradora del JPG.
- Todos los m/p deberán integrarse en la sociedad que les toque vivir. Los catalanes, que olviden hablar castellano. Los gallegos, que toquen la gaita y no contesten a las preguntas, aunque se las haga la policía. Los vascos, que sepan desactivar bombas lapa. Y los que estén en Valencia, que aprendan que allí sólo hay un partido: el PP.
- Para evitar el “efecto llamada”, los inmigrantes no extranjeros no podrán tener teléfono móvil ni acceso a las cabinas. Para no incomunicarlos, el Ministerio de Igualdad les dará dos yougures y un hilo de lana a cada uno, previo pago de una módica cantidad.
- Tema del velo: no estamos dispuestos a admitir discriminación ninguna por razones de sexo. Así pues, los extranjeros no tendrán derecho a sexo. Un problema menos.
- Para evitar la delincuencia, el JPG propone encerrarlos a todos durante un tiempo, basándonos en la creencia común de “algo habrán hecho”. Si durante este tiempo disminuye la delincuencia, no saldrán. Si aumenta, serán deportados para poder meter en la cárcel a los gitanos, que serán los que habrán cometido el robo para pagarse los vicios.
- Si por un casual, un moro o panchito resultase ser estrella del fútbol, subiría a primera división ciudadana y sería un ejemplo de integración, dejándole jugar en la selección siempre y cuando no se cambie la camiseta al final del partido, que no está la cosa como para ir dándole una cada semana.
- Los m/p tienen los mismos derechos que los españoles. Es decir: a pagar impuestos. Y los mismos deberes. Es decir: pagar impuestos.
- Los m/p pueden votar para no sentirse discriminados. Sin embargo, sus votos no serán contabilizados porque vaya usted a saber a quién querrán votar esos terroristas.


Estamos convencidos de que estas medidas alegrarán a las masas electoras que demandan más seguridad y que han visto cómo sus derechos se han visto reducidos por la llegada de gente de otros lugares. Que una cosa es no ser racista y otra dejar que vengan aquí a violar a nuestras hijas y sodomizar a nuestras mujeres.

De este modo, nuestros hijos podrán ir a las guarderías, no habrá tanto inmigrante en la cola de la seguridad social, no se apuntarán los moros al paro y eliminaremos el top manta.

Es decir: educación, sanidad, empleo y cultura. Qué, ¿somos o no somos de izquierdas?