lunes, 19 de noviembre de 2007

LA MOVIDA



Cuando digo que el madrileño es la raza más coñazo que ha habido en la historia de la humanidad hablo desde el profundo conocimiento de causa y con la exactitud científica y la autoridad que me da el haber estado suscrito durante 6 meses a la revista Muy Interesante. Y lo hago a sabiendas de que desde el centro del país me tacharán de racista, de independentista, de etarra, de rojales y que me dirán al cruzarse conmigo que no soy una persona ideal o fenomenal. Qué le voy a hacer, son gajes del oficio al que me dedico, que no sé exactamente cómo se llama porque tiene un nombre inglés.

Viene todo esto a cuento por dos razones: una, porque de alguna forma hay que empezar este post. Y otra, por el coñazo que dan los madrileños con la maldita movida (huy, perdón, La Movida, con mayúsculas). Esos años gloriosos de la cultura española (huy, perdón, de la contracultura) de la que salieron grandes artistas como Glutamato Ye ye, Ágata Ruiz de la Prada (huy, qué transgresora, un corazón rojo y uno amarillo, qué valiente), Ana Torroja y los hermanos Cano (voy a dejar de poner paréntesis empezando por huy), David Bisbal o Miguel Servet.

Y usted también, hombre, métase. Todos, absolutamente todos caben en La Movida, todos estuvieron en Madrid viviendo la noche a tope porque Madrid era la ciudad que nunca duerme y de Madrid al cielo y bla bla bla. Y los que no estuvieron ahí porque les pilló mayores, por favor, que pasen a la sección “Yo estuve en Mayo del 68” o en subsubsecciones “yo corrí delante de los grises” o “nosotros nos cargamos al dictador”.

Para formar parte de la movida tenías que cumplir uno de estos requisitos: ser homosexual, mujer liberada (puta cual gallina), Tierno Galván o cantante. Como quiera que hay una gran cantidad de personas a las que no les mola la gente de su sexo (lo que alguien del PP calificaría como “personas normales, no enfermos mataniños y destrozafamilias”); como quiera que por muy abiertas que fueran las mujeres, las caras y los cuerpos de los españoles seguían siendo como han sido siempre: alfredolandísticos, y encamarse con ellos así porque sí era un ejercicio de extrema fuerza de voluntad; y como quiera que Tierno Galván sólo había uno, pues todos los demás se metieron a cantantes, aunque tuvieran menos voz que Harpo Marx.

Y por culpa de La Movida el resto de españoles, madrileños o no, nos hemos tenido que tragar giliflautas como Germán Coppini, Enrique Urquijo, Tino Casal, Fabio MacNamara o a la inefable Alaska. Hasta Pedro Almodóvar se puso a cantar. Menos mal que un día se dio cuenta de que si estaba en la cama con 3 señores peludos y erectos igual era porque era más marica que un palomo cojo y se fue corriendo al primer grupo y pudo dedicarse a hacer películas con curas pedófilos, travelos con hijos, colores chillones y todas esas cosas que hacen del manchego nuestro artista más internacional (¿por qué cada vez que hablan de él en el telediario repiten siempre la misma muletilla?).

Eran años en los que escribir la letra de una canción era más fácil que irse a la cama con Loles León, años en los que quien no se metía un pico era porque no tenía brazos (de ahí la expresión “¿qué pasa tronco?”. Chiste fácil, lo sé) y años que no pasaron en balde, pero pasaron, razón por la cual casi todos esos transgresores son hoy productores discográficos, productores cinematográficos, comentaristas radiofónicos, presentadores de televisión, esposas de ricos, ricos o muertos recordados en conciertos, exposiciones, discos recopilatorios y demás sandeces rentables. Pero vamos, que trabajando hoy no queda ninguno.

Quizás el lector piense que lo que tengo es rabia porque yo pasé la juventud en la época de Cobi en vez de la Naranjito, de los Diyéis en vez de la de Horacio Pinchadiscos, de Ana Rosa Quintana en vez de Ouka Lele, de Alejandro Sanz en vez de Leño, de Leticia Sabater en vez de la Bruja Avería y en la de Los Serrano en vez de la de Cuéntame.

Y tienen razón.

Pero me juego las gónadas a que si la movida hubiese nacido en Vigo, hoy no la conocían ni los de Siniestro Total.

Dios salve al conselleiro.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Arriba la censura!

Anónimo dijo...

Conste en acta que la movida nació en Madrid y todos los ociosos de turno se pasaron por allí a curiosear y ver de qué iba el tema.
En cualquier caso, Dios salve al conselleiro y al Superintendente Vicente (con todo el cariño de sus superagentes).

El superintendente Vicente y el Capitán RMK dijo...

Vale, nació en Madrid, pero hace ya 30 añitos y aún siguen viviendo de ella. Imagínese usted que en plena movida, a Gallardón aún no le habían salido pelos en las cejas. Y mírelo ahora. No me negará usted, anónimo mío, que un pelín coñazo sí que son con tanta movidita. Casi tanta como en Barcelona con el Cobi y las olimpiadas, si se me permite apostillar. Y claro que se me permite porque el blog es mío.

Lo de la censura, lo censuro.

Anónimo dijo...

si no fuera porque temo represalias .... le daria la razón !!!!

salud

El superintendente Vicente y el Capitán RMK dijo...

Apreciado nitro, siempre y cuando lo que usted llama la razón no tenga aspecto de periódico con míticas portadas, puede dárnosla cuando quiera sin temor a represalia ninguna.

Debería saber que solo emprendemos acciones ilegales contra ancianas indefensas, niños huérfanos y culturistas anoréxicos.

Paco Serra dijo...

Cuanta razón hay en este blog...Pero hay que hacerse un autoanálisi y decir, ¿qué hay de nuestra ruta del bakalao?...

El superintendente Vicente y el Capitán RMK dijo...

Oh, la ruta del bakalao. ¡Qué grande! Tienes razón, Paco, ahora mismo le paso un burofax al capitán rumikel para que se curre la foto sobre el tema y en breve tendremos un sesudo análisis de los nuestros sobre este fenómeno que tanto ha hecho por conseguir que los valencianos no sean sólo conocidos por las fallas, los cohetes, las tracas y el presidente del valencia.

Ximo Bayo never dead!

joanet dijo...

yo recuerdo que la ruta del bakalao surgió el día en que los madrileños lo sacaron en la tele, para entonces en Valencia ya era vieja (por ejemplo la discoteca Barraca existe desde principios de los 70, aunque me parece que empezó a ser más cañera a principios de los 80).
No se si la culpa de todo esto (movidas y tal) es de los madrileños o simplemente de los periodistas; mira lo del botellón, hace décadas que la gente bebe en la calle; es verdad que ahora hay menos pubs con calimotxo, cubalitros de garrafa.. lo que provoca que más gente sin pasta tenga que beber por ahí tirada, pero mamarse a la intemperie es viejo como el mundo.
Por cierto, Ximo Bayo ejerce por Valencia de monologuista, te lo comento por una de tus anteriores entradas

Anónimo dijo...

He intentado aguantarme, pero si no lo digo reviento, de verdad que reviento (es que no puedo con mi condición): "huy" es con "h". (ahora es cuando salgo corriendo)

El superintendente Vicente y el Capitán RMK dijo...

Anónimo, tenía mis dudas, pero han sido despejadas. Sé quién eres, esa repelencia redactora sólo puede pertenecer a una persona con rizos como escarpias.
Ahora mismo subsano mi error y empiezo a poner haches como si estuviera loco.
Un besote.

Joanet, próximamente en sus pantallas, la verdadera bigrafía de Ximo Bayo. El gran capitán rumikel se ha pasado la noche de farra para poder ilustrarla como se merece.

Anónimo dijo...

Primero felicitaros por esa foto movida para ilustrar La Movida, es de lo más conceptual. Aunque como bien sabemos los únicos conceptos en que se basaba la movida eran la lucha de espadas glandes y las monodosis pequeñas.

El superintendente Vicente y el Capitán RMK dijo...

Amigo Mewel, sabes perfectamente que nosotros otra cosa no, pero conceptuales, lo que se dice conceptuales, somos un rato largo.

De hecho, no existimos, somos sólo conceptos que moran en la mente de personas con carencias afectivas, emotivas y carenciaaaaas, es la tierra de las flores de la luz y del coloooooooorrrrrrr...

Anónimo dijo...

Oh dios mío! de verdad? es peor que cuando me dijeron que los reyes son los padres. De hecho cuando me lo dijeron no lo entendí.

Anónimo dijo...

Qué ridículo.