martes, 28 de octubre de 2008

Grandes inventos de la historia: el folio en blanco.





Amigos, intelectuales varios, aunque sólo sea por un momento, quitémonos las gafas de pasta, bajemos la música free jazz de nuestros ipods, metámonos el cuello alto de nuestro suéter negro por dentro y sin que sirva de precedente, seamos sinceros: Guttemberg está sobrevalorado. 

Sí, queda muy bien decir que la imprenta fue un gran avance en la humanidad y bla bla bla, pero si antes no se hubiese inventado el folio en blanco, ¿dónde hubiese impreso (o imprimido, oh duda cruel)  sus historias? ¿Eh? ¿Dónde? ¿Eh? ¿Eh? ¡¡¡Contesten maldita sea!!!

En el folio en blanco. He ahí la respuesta a la gran pregunta. Todo está en el folio en blanco. Todo nace de ahí, desde el boceto para el prototipo de una nave espacial hasta la lista de la compra de Barak Obama. Sin el folio en blanco, la humanidad no sería lo que es hoy. Sea lo que sea, que ésa es otra.

¿Quién inventó el folio en blanco? Este humilde (a la par que elegante) escribiente ha estado buceando en los siempre obtusos caminos de la historia y ha realizado interesantes descubrimientos que ahora voy a compartir con ustedes. Nadie descubrió el folio en blanco, del mismo modo que nadie inventó el submarino, sino que fue un logro progresivo, con aportaciones de aquí y de allá. Es decir,  el submarino no tuvo sentido hasta que a alguien se le ocurrió ponerle puertas para poder entrar. Hasta entonces era tan útil como una piedra: sí, si lo tiras se hunde, pero ¿y? ¿para esto te hemos dado la subvención? ¿Quema la hoguera? ¡¡¡Pues haber inventado las puertas, estafador!!!

El primer dato relevante en el camino hacia el folio en blanco data del siglo XI d. C. (tomando a Cristo como al señor de la barba en la cruz, no a Maradona), en la pequeña localidad de Walesia el Sur, a escasos 12.300 kilómetros de Londres. Según parece, James Ribs, un científico pertinaz, llevaba más de 15 años intentando inventar algo que le sacase del anonimato (aunque, como ya hemos dicho, tenía nombre, pero la Historia es caprichosa y de vez en cuando nos sorprende con estas cosas). Algunos decían que era un adelantado a su tiempo, y la prueba es que probando probando había inventado la alfombrilla de ratón, el radar antiradares de la Guardia Civil y un método estadístico para acertar a las quinielas. Todo inútil en aquélla época. Y ahora, si se me permite apostillar, que sí que se me permite porque esto lo estoy escribiendo yo. Sólo faltaría.

Fue por casualidad. Mezclando pastas, virutas, coagulante y prensándolo todo para encontrar un producto que pudieras poner en la pata de la mesa cuando se te queda coja, inventó, así como si nada, el folio. 

Ni que decir tiene que James Ribs (desde entonces, Sr. James Ribs) se hizo famoso casi al instante. Todo el mundo quiso probar su invento y los folios se convirtieron en un producto de lujo que se exportaba a todo el mundo. 

No fue, sin embargo, hasta 500 años más tarde cuando en España, Juan Crisóstomo de Quinteros aportó algo al invento que lo haría aún más eficaz. Este zapatero de Lérida inventó el "tamaño folio", dotándolo de una comodidad de la que hasta entonces carecía por completo. Por poner un ejemplo, se han encontrado datos de folios de más de 52 kilómetros de largo. Claro, metan ustedes eso en un sobre. (risas) 

(Más risas, que ha sido muy bueno)

(Ji ji ji ji)

(Ya vale, que parecen ustedes yenas) Ya teníamos el folio. Y el tamaño folio. El 80% del camino estaba resuelto. Pero, ¿sabes cuando tienes algo que está bien pero que sabes que en el fondo (y no lo digo por lo del submarino) te falta algo? Pues sí, con el folio pasó lo mismo. Y tuvieron que ser los chinos, los malditos chinos, los que sacaran a los engreídos europeos del oscuro túnel en el que se habían metido para perfeccionar el folio tamaño folio. Sí, desde diversos lugares de la geografía continental se habían realizado propuestas: que si el folio tamaño folio con esencia de lavanda, que si el folio tamaño folio con cierre centralizado, que si patatín, que si patatán...

¿Y qué, qué me dirían si les dijese que nadie había inventado el canto del folio? Pues claro, almas de cántaro. Fue Lee Sun Park quien pensó que igual cortándolo en tranchetes podías aprovechar mejor el paquete de folios tamaño folio, porque hasta entonces sólo te venía uno. Y así fue como el folio tamaño folio con cantos (que cortan, sí, pero para lucir hay que sufrir) llegó a ser lo que es en nuestros días. 

Luego vinieron otros avances menores, como que el folio fuese blanco (en realidad, este avance no puede considerarse menor, pero es que durante el expolio nazi se quemó toda información relevante sobre este asunto, lo cual indica que el inventor del folio blanco debió ser judí0, y por tanto, se le ha dado menos importancia, no por lo de judío, sino porque no hay informes que lo demuestren. Me he liado, si no les importa, voy a cerrar este paréntesis antes de que se me acuse de antisemita, sea lo que sea el semitismo), también se inventó el folio blanco tamaño folio con cantos en los folios y que si lo miras al trasluz ves un galgo o el folio tamaño folio con cantos en los folios pero que no es blanco por vete tú a saber qué y le llaman reciclado. 

Pero vamos, que en esencia, el invento, el gran paso para el hombre y para la humanidad, estaba dado. La historia que viene después, todos la conocemos: el folio pasó en poco tiempo de ser un lujo reservado sólo a la aristocracia a democratizarse y llegar prácticamente a todo el mundo. Quevedo, Joyce, Capote, Cela, los guionistas de Escenas de Matrimonio, todas, prácticamente todas las grandes obras literarias de la humanidad han salido de un folio.

Quizás por eso, sólo quizás, esto lo estás leyendo en la pantalla del ordenador. 

Guttemberg, gilipuertas. Si no lo digo, reviento. 

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Antes de que se me cuele la srta. M diré que eres el puto amo Vicente, y que estoy orgulloso de formar parte de este nuestro blog tan sencillo a la par que elegante.

y como pertenezco al gremio de los Guttemberguistas te diré que como vuelvas a meterte con él, nos las vamos a tener...

en la calle te espero rufián!

El superintendente Vicente y el Capitán RMK dijo...

Sabe bien, amigo Capitán, que sin usted, yo no sería nada. Y no lo digo porque haya tenido un affaire con mi madre (dios le libre), sino porque es un placer levantarse cada mañana y verlo ahí, al otro lado de la cama, vestido con su camiseta imperio y su calzón largo. Luego se levanta, se pone su camisa de leñador, su mono azul y sus botas, coge la escopeta y se adentra en el bosque a cazar para que no me falte una liebre que llevarme a la boca a la hora de comer.

Así da gusto, capitán, así da gusto!

mewell dijo...

y no es miedo lo que tenemos ante el folio tamaño folio en blanco, es respeto! No como bien dices de ese gilipuertas de Gutenberg que sin ningún tipo de vergüenza se pone repiquetear (bonito verbo) con sus piececitas untadas en tinta para mancharlo de extraños e incomprensibles signos (luego resultó que era alemán pero esa es otra historia...)

Anónimo dijo...

Y después llegó el hijoputa del A4, y no me refiero al coche, sino al DIN.

Reverendo Hoover dijo...

Grandioso artículo. Ya era hora de que esta estafa de Gutemberg saliera a la luz y que se reconozcan a los grandes creadores. Fdo. John Watters Stevenson, inventor de las Reebok
the Pump (las que se inflaban pulsando en la lengüeta, que hay que decirlo todo).

DaNi dijo...

Plas, plas, plas... Arranca mis aplausos.

Excelente articulo, para desenmascarar a embaucadores de ese calibre!

He llegado a este blog a través del Capitan Rumikel... Y he venido para quedarme!

El superintendente Vicente y el Capitán RMK dijo...

Hola Dani, bienvenido, pilla cervecitas de la nevera, hay pizza fría en el microondas y varios ejemplares de El Jueves en el WC.

Aquí estás en tu casa, así que puedes dejar todo el dinero que lleves tranquilamente en el recibidor y darnos los datos de tus cuentas bancarias sin ningún miedo, que somos de confianza.

Y dormir desnudo. Eso sí, duerme boca arriba, que el capitán es un poco miope y a veces no sabe dónde aparca la bicicleta.