Viene a cuento esta introducción porque lo que quiero contar de verdad se acaba enseguida y si el post es muy corto la gente se me queja. Ah, pero si es largo, ¡ay si es largo! Los lectores se cansan, dejan un post-it en la pantalla como punto de libro y si eso ya otro día seguimos. Y nadie hace comentarios. Si me ven un día por la calle, mándenme un sms y recuérdenme que hablemos un día de cuál es el tamaño adecuado de los post para que ustedes no se me cansen ni se queden con ganas de más. Y ahora, si no les importa, voy a seguir con la historia. Y si quieren volver a interrumpir, levantan la mano.
Allá voy.
Quiso el destino que durante los años 60 yo viviese en Chicago. Jugaba como quarterback en los Cubs y debo reconocer que me costó mucho adaptarme al equipo. Quizás fuese el idioma, quizás el cambio de temperatura, tal vez me cambió el metabolismo o incluso puede que tuvieran razón los críticos deportivos cuando decían que los Cubs eran un equipo de béisbol y los quarterbacks eran jugadores de fútbol americano. No sé, la cuestión es que pasé unos años maravillosos.
De día entrenábamos como jabatos, pero de noche, ah, de noche... nos poníamos el batín y las pantunflas, veíamos la tele y nos íbamos a dormir... Qué tiempos, qué tiempos. Eso sí, a veces salíamos a un jazz club.
Ahí fue donde conocí a Jaremiah McClorck Peris y él fue quien me abrió los ojos.
- ¡¡Ostris, qué legañas!!
- ¡¡Quítemelas, quitemelas, que no veo nada!!
- ¡¡Spluff! (sonido de escupitajo en mi cara, pero en inglés)
- Uf, gracias
Y al abrirlos, sentí la llamada del rock.
- ¡Usted, eh usted!
- ¿Es a mí?
- No, no, al de detrás.
Al girarme vi a un joven con tupé, patillas y cazadora de cuero con una inscripción: Elvis, the king.
- ¡Coño, el cantante de los Rebeldes! ¿Me firmas un autógrafo?
Pero el sujeto en cuestión pasó de mí, subió al escenario, se enfundó su guitarra y comenzó a moverse al compás de la música a un ritmo tan frenético que yo pensaba que le había dado algo.
Y efectivamente, entre convulsiones y sacando espuma por la boca murió allí mismo 3 minutos después mientras los demás seguíamos bailando, borrachos como cubas, lo mismo nos daba que hubiera música o que no.
Eso es, más o menos, lo más cerca que he estado yo del nacimiento del rock and roll. Luego volví a España, escuché al Dúo Dinámico y entendí muchas cosas. Sobre todo de las letras, que al estar en castellano, pues quieras que no se te quedan mucho mejor que las de Buddy Holly.
Quince, años, tiene miamooooooorrrr....
9 comentarios:
Ah, que se me olvidaba, este post está dedicado a la persona que estuvo conmigo en chicago en aquellos tiempos y que ahora no me acuerdo cómo se llama, si no hubiese puesto el nombre y en paz.
Pues mira que llegas a ser modisto, la chupa que viste no era de cuero sino polipiel. (que quede claro que en este blog estamos en contra del maltrato a los animales, a menos que se dediquen al mundo de la farandula o de la política)
No sé quién fue el gañan que te acompañó por tierras chicagonienses pero que no creo que fuera otro quarterback, más bien me lo imagino caminando por las bandas (como dicen los que lo han visto jugar).
Espero que la srta. C haya entendido porque el rocanrol fluye por nuestas bandas...
Por cierto Vicente, el tamaño de este post me parece estupendo, oiga.
y depaso lleno un poco los comentarios para que parezca que nos escriben mucho.
Oh! Muchísimas gracias!
Ahora me queda todo muchísimo más turbio.
srta. C
A mi ma gustaba más Nick Rivers, donde va a parar.
david
Hoy tenía este en el correo no deseado:
"Is she complaining about your size? Increase your posts 2 inches."
Que viene a ser algo así como: dime lo que quieras pero estírate un poco.
Si quieres te lo reenvío, está de oferta.
¿Estás insinuando algo acerca de algo?
¿Qué quieres decir con oferta?
Va, manda.
Pues nada, que pasaba por aquí después de mucho tiempo y venía a saludar. Nos alegramos de que sigan vivos
la verdad que no insinúo nada acerca de nada, menos de tan cerca y no es cuestión de distancias ni proximidades. Oferta normalmente significa que está buen precio o te regalan algo, a no ser que lo diga don Vito.
Entonces, ¿haces un pedido?
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