martes, 17 de febrero de 2009

Desenmascarando la historia: hoy, la verdadera historia de Moisés.



Lo peor de vagar años y años por el desierto sin saber demasiado bien el rumbo no era el sol abrasador, ni el frío de la noche ni el hambre ni la sed. Lo peor de ser el guía del pueblo hebreo hacia la tierra prometida era tener que escuchar sin descanso: “¿falta mucho? ¿y ahora? ¿más de lo que llevamos o menos? Cuando puedas para, que quiero devolver…”.

Moisés, al que muchos confundían con Charlton Heston, había escapado de la tiranía del faraón egipcio Ramsés II y V de Alemania, que la emprendió con los hebreos porque a uno se le ocurrió decir que a sus dibujos les faltaba perspectiva. Para ayudarles, Yahvé (llamado así por la invención del monóculo) mandó a los egipcios las 10 plagas. La primera fue David Meca. Con esa tuvieron más que suficiente y dejaron partir a los esclavos. De hecho, se han encontrado escrituras que narran que el episodio de la abertura del Mar Rojo no sucedió para escapar de los egipcios, sino del nadador catalán que no paraba de pedirles que le cronometraran cuánto tardaba en cruzarlo.

Pero lo que a simple vista prometía ser un plácido viaje a pie durante años por el desierto con un montón de hebreos se convirtió en un terrible viaje a pie durante años por el desierto con un montón de hebreos.

Para aplacar los ánimos de los más exaltados, Moisés se vió obligado a pedir a Dios varios milagros, como hacer llover maná, que brotara agua de las piedras o que les contara qué pasaba en la sexta temporada de Perdidos. Pero al final la gente se cansa y quieras que no, desconfía.

- Oye Moisés – dijo uno - yo no es por ser tiquismiquis, pero ¿me podrías volver a explicar a santo de qué eres tú el enviado de Dios?
- Ya te lo he dicho, me lo dijo él hace años cuando se transformó en una zarza ardiendo.
- Ah bueno, si es así, me callo. Pensaba que era por una tontería.

Y siguieron andando unos mesecitos más.

Hasta que llegaron a las faldas del monte Sinaí. Entonces Moisés, subido a una piedra, se dirigió a su pueblo con unas palabras que pasaron a la historia:

- ¡Voy un momento al monte a plantar un pino y ahora vuelvo! ¡No os vayáis, que no tenemos GPS!

Y así fue como el profeta subió a lo alto de la montaña, donde le esperaba Dios en forma, esta vez, de botijo de diseño.

- Hola Moisés, soy Dios. ¿Has traído boli?
- Pues no, de hecho yo venía a soltar un cagarr…
- Memoriza, voy a darte los 50 mandamientos de la ley de Dios. Si los cumplís, tendréis la tierra prometida. Si no, a Murcia. El primero: los curas no llevarán sotana. Dos, Raúl no irá a la selección. Tres, santificarás las fiestas. Cuatro, no matarás. Cinco, por el culo…
- ¡¡Un segundo, un segundo!! Yo tengo menos memoria que un pendrive de propaganda. ¿No me las podrías apuntar?
- Coño Moi, que si no tienes boli te las tengo que picar en piedra. Y uno es Dios, pero se cansa.
- Ponme aunque sea ponme diez y si eso ya otro día…
- Jopéeeeeeeee, ya sabía yo que tenía que haber escogido a otro. En fin, allá voy.

Y así fue como Moisés, con las tablas de la Ley bajo el brazo bajó a dar a su pueblo la buena nueva. Sin embargo, lo que encontró en la ladera no fue lo que esperaba. Los hebreos habían construido un becerro de oro al que adoraban mientras bebían vino, cantaban Egipto tierra querida y se cortaban los tirabuzones.

Al verlo, Moisés montó en cólera y lanzó las tablas al suelo, rompiéndolas en pedazos. En ese momento, de lo alto del monte una voz abotijada gritó:

- Perotúerestontouqueeeeeeeeeeeeeeé!!!

Moisés y su pueblo habían desobedecido la primera de las leyes escritas en las tablas, que decía: “no romperás estas tablas que me han costado un montón de hacer”, motivo por el cual el pueblo hebreo fue castigado a vagar por el desierto hasta que muriera su profeta. Con tan mala suerte que Moisés duró 120 años, para desesperación de las nuevas generaciones y de los caseros de la cueva de renta antigua donde vivió.

Y eso fue más o menos lo que pasó. Lo que no está tan claro es qué demonios hizo el pueblo palestino para que como castigo, les tocara vivir y morir a su lado.

Pazlestina ya, coño.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Bravo!
Bravívívívívísimo.
Ahora sí que me queda todo más claro.
Srta. C (de caracol)

El superintendente Vicente y el Capitán RMK dijo...

Querida C (Ç en catalán), alégrome de que nuestra aclaración haya disipado sus dudas. Se ha escrito mucho sobre el tema, hay un best seller llamado La Biblia en la que se da una visión poco documentada de los hechos. No haga caso, créame a mí, tengo un antepasado directo que estuvo allí y me lo contó todo.

Si necesita saber algo más sobre algún pasaje histórico determinado, no tiene más que pedirlo.

Atentamente,

Anónimo dijo...

pero, será posible!!!!....

Tantos años en un colegio de monjas y a mí nadie me había contado esta historia.

Siguiendo el refranero español: Vivir para ver!!!!

Anónimo dijo...

Molt bé, menos mal que alguien se atreve a contar la verdad con pelos y señales.
Felicitats, ets un tiu documentat. I està escrit de puta mare. Aún me estoy riendo jjajajajjaja (ves como me rio).
Ah i felicitats per la foto. Però no sé si es Moisés o el seu cosí.

Reverendo Hoover dijo...

Interesanate artículo, sin duda. Ya sólo falta que se esclarezcan otras icógnitas que desde la antigüedad todos lo comentan pero nadie lo dice: ¿era realmente Abraham un ciborg? ¿es cierto que además de jeroglíficos, los egipcios también pintaban en las paredes sopas de letras y el ya mítico "une los puntos"? ¿es verdad que si te haces muchas manolas te puedes quedar ciego y las uñas te crecen más rápido?
Espero que, tal como se ha desenmascarado la historia de Moisés (aunque he echado en falta alguna referencia a su encubierta faceta ninja) algún día se aclaren estas cuestiones.
Enhorabuena por su trabajo.

Anónimo dijo...

El capitan va allí donde el superintendente manda a hacer fotos? Ha viajado en el tiempo para fotografiar a moises delante un monigote pintado en la pared? Si que se lo curra, más que usted, juntaletras.

Felicidades a los dos heroes, y vuelvan con más asiduidad, que me aburro.

Anónimo dijo...

Impresionante documento... seguro que no eres descendiente del Moises por tu clarividencia a la hora de redactar los hechos acaecidos.

Un descendiente de Ramses.

A10.