miércoles, 30 de abril de 2008

Sant Jordi


Manual del buen ladrón, lección 1:

"Los libros robados deben leerse de un tirón".


Post dedicado al gran Miguelón, que cumple años y sigue sin parecerlo.

lunes, 28 de abril de 2008

Flortografías (o un título aún peor)


Ahora que mis huskys siberianos se habían acostumbrado a tirar del trineo por las calles de Barcelona respetando las normas de tráfico, va y resulta que llega la primavera. Así que los dejé libres para que volvieran a su Siberia natal y yo me vine para casa dando un garbeo a la pata coja para hacerme el interesante.

Por el camino descubrí tres cosas muy interesantes:

a) Que con las subidas de temperaturas, las mozas y doncellas salen a las calles como dios las trajo al mundo, pero un pelín más vestiditas.
b) Que los huskys siberianos no saben esquivar a los autobuses de la EMT cuando van sueltos.
c) Que si entras en un bar y pides una caña, el Capitán Rumikel tarda menos de 2 minutos en aparecer por la puerta.

- Capitán, ¿qué haces por aquí?
- ¿Me invitas?
- Sí, sí. Camarero, un agua del grifo.
- Ahhh, qué sed tenía.
- Oye, ¿me estabas siguiendo?
- No, no, ¿por qué lo dices?
- Porque no es normal que cada vez que entre en un bar te encuentre y porque tienes un husky mordiéndote la nuca.
- Lo primero es casualidad pura y dura. Y lo segundo, llámalo equis.
- Equis, suelta al capitán. ¡Hale, busca! Capitán, nos conocemos. Sé que quieres algo. Desembucha.
- Este… Superintendente, necesito que escribas algo sobre la primavera. Es que he hecho una foto de una flor lila que te cagas y molaría enseñársela a la gente.
- Pero, ¿por qué no la pones en tu flick? De una flor no se puede sacar una historia. Ya sabes qué dice el refrán.
- ¿Qué dice?
- De una flor no se puede sacar una historia.
- Pues yo quiero que escribas sobre eso. Siempre escribes de lo que tú quieres. Sin embargo, si a ti se te ocurre una foto de un señor afgano, me tengo que ir allá con la cámara. No es justo. Al menos, págame el bonobús.
- Tienes razón, veré qué puedo hacer. ¿Quieres más agua?
- No, no, que he venido en lancha y ya casi no me quedan puntos.
- Haces bien. Oye, deja lo de la flor en mis manos. Intentaré escribir algo.
- Pero no hagas la típica historia en la que salgo yo, ¿eh? Es un recurso fácil que no merecen tus lectores. Imagina algo, piensa, estrújate las neuronas.
- Oye, ¿te digo yo a ti cómo has de hacer tus fotos?
- Sí.
- Sólo te dije qué botón debías apretar. El resto es cosa tuya.
- ¿El resto? La fotografía es eso: el arte de apretar un botón. Y más con una flor, que no se mueve, no sonríe, nada. Tú vas, la ves, miras por el agujerito, aprietas y ya está. Foto hecha. Si entras en mi flick, verás que soy monotemático.
- En eso tienes razón. La fotografía está sobrevalorada.
- Y la de flores, más.
- Y ahora con las digitales, quien no hace una exposición es porque no quiere.
- Malditos fotógrafos.
- Cabrones.
- He puesto tantos guiones que ya no sé si esto lo estás diciendo tú o yo.
- Lo estás diciendo tú. Yo estoy diciendo lo de este guión.
- Para que luego digan que la literatura es fácil. ¿Has visto alguna vez a un fotógrafo contando guiones?
- No, no, ellos simplemente hacen la foto y dicen que entre las olas del mar y el personaje se establece un diálogo interno que se entiende sólo con la mirada. Y se quedan tan anchos.
- Malditos fotógrafos.
- Sin ellos, el mundo sería mucho más sencillo.
- Y mil palabras valdrían lo que tienen que valer.
- Y yo no tendría que escribir sobre una maldita flor.
- ¿Tú? ¿Pero no tenía que escribir yo?
- Se me ha subido el agua a la cabeza.
- Anda, vamos, súbete a mi husky, que te llevo.
- ¿Es nuevo?
- No, es del huskying. Un servicio nuevo que ha puesto el Ayuntamiento.
- Eres demasiado local con tus gracias. ¿No ves que los que no vivan en Barcelona no lo entenderán?
- El humor, si es bueno, se entiende en todo el mundo.
- ¿Y?
- No, nada, por dejar claro ese punto.
- ¿Te hago una foto?
- No, no, que en primavera me salen granos.
- No hay forma de acabar este post.
- Córtalo de raíz.
- ¿Cómo a tu flor?
- ¡Ché, qué bien traído!

miércoles, 23 de abril de 2008

Una explicación a muchas cosas


Dénia, una tarde a finales de 1976. En el interior de una casa modesta, una mujer joven y bien reguapa acaba de limpiar los platos en la cocina (dónde si no). De pronto, una música la sorprende. Viene de otra habitación. La del niño recién nacido. Suena una guitarra y una voz de hombre que dice algo así como mocita dame un clavel, dame un clavel de tu boca, que paeso no hay que tener mucha vergüenza ni poca.

¡¡¡¡Dios mío, mi hijo!!! - grita, tan fuerte que todas las vecinas la oyen por el patio de luces y sacan sus cabezas por las ventanas para ver qué pasa con tanto alboroto.

A toda velocidad, la mujer corre por el pasillo y de un portazo abre la puerta de la habitación del querubín, que está llorando en su cuna. Mientras, un señor hecho y derecho (y bien reguapo, no se me vaya a enfadar), vestido de negro, con una capa de la que cuelgan unas cintas, unas mallas que dejan poco a la imaginación y una guitarra con pegatinas de la Universidad de Granada se muestra sorprendido ante la violenta entrada de la mujer.

- Mujer, ¿qué te pasa?

- Pero, pero, ¿se puede saber qué demonios haces con el niño?

- ¿Yo? Pues, tú... me dijiste que...

- ¡¡¡De cuna, te dije de cuna!!!

martes, 22 de abril de 2008

Culpa


La culpa es de las madres, que los visten como tunos.

miércoles, 9 de abril de 2008

Como niños


Ganar la maratón de Nueva York está bien, pero debo reconocer que un poco sí que cansa. Por eso, cuando acabaron los parabienes y el confeti me vine para casa dando una vuelta, me duché y me tumbé en el sofá, decidido a pasar la tarde sin otra ocupación que rascarme las gónadas que me compré en el bar de enfrente.

En eso sonó el teléfono. Era el Capitán Rumikel. Parecía exaltado. Siempre lo parece. Es un histérico, un exagerado, un maldito anormal que siempre llama a la hora de la siesta de doce horas. Pero la gente le quiere por cómo es por dentro y por el dinero que tiene y que se deja robar. Y porque siempre tiene cervezas en la nevera. Y la nevera en mi casa. Mientras pensaba todo esto que estoy escribiendo ahora, el Capitán hablaba y hablaba de algo que seguro que para él era interesante, pero que es obvio que para mí no, porque estaba pensando en esto que está leyendo el ínclito lector. Pero como soy un tío educado, decidí darle un poco de coba y, sin dejar de pensar en este párrafo, le comenté:

- Ajá.

(Viene del párrafo anterior del “ajá”) Y el tío, nada, dale que te pego, contándome algo que vete tú a saber de dónde se había sacado. Yo seguía tumbado en el sofá. Y viceversa. Tenemos una relación muy liberal mi sofá y yo. De pronto, mi increíble capacidad cerebral me permitió seguir absorto en mi yo interior y escuchar de soslayo unas palabras que me llamaron la atención por estar con los pies encima de la mesa:

- … y el muy zangolitino deslizóse zigzagueante entre los zánganos y las zarigüellas...
- Perdón capitán, ¿qué has dicho?
- A ver si prestamos un poco de atención, que mientras hablaba parecía que estuvieses pensando en los párrafos cortados por un ajá que hay ahí arriba. Te comentaba que “… y el muy zangolitino deslizóse zigzagueante entre los zánganos y las zarigüellas...”
- Ah, vale, es que había entendido que “… y el muy zangolitino deslizóse zigzagueante entre los zánganos y las zarigüellas...”
- Pues eso, he dicho que “… y el muy zangolitino deslizóse zigzagueante entre los zánganos y las zarigüellas...”.
- ¿Y para eso me llamas?
- Hombre, pensé que te interesaría saberlo.
- Pues no, no quería saberlo. Ya me has destripado el final. No quiero volver a verte. Al menos, no con esa camiseta sin mangas.
- Pues aquí termina nuestra relación. Es más, ahora mismo me coso la boca y así no te diré que en el blog de Ice Cream for an I Scream nos han nombrado uno de los 5 mejores blogs de la historia mundial. Y parece ser que el premio consiste en un viaje a Mahón con todos los gastos pagados para dos personas, seis millones de euros y dos quintos de cerveza.
- ¿San Miguel?
- Sí.
- Lástima.
- Ya.
- ¿Entonces qué, decimos que no podemos aceptarlo?
- Es que es San Miguel.
- Ya. Y mira que me hacía ilusión el premio.
- Y a mí, y a mí. Pero una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.
- Imagina que nos ve alguien bebiendo eso.
- Calla, calla, que aún nos oirá alguien y pensará mal.
- Ché, ché.
- ¿Y los otros cuatro blogs?
- Parece que a ellos les da igual. Han dicho que sí.
- Si es que la gente, por un premio es capaz de cualquier cosa.
- Son como niños.
- Nefecto.

Y nos despedimos, con la satisfacción de haber sido leales a nuestros principios. Qué dura es la vida del utópico, rediela, qué dura es.

miércoles, 2 de abril de 2008

El final más feliz de la historia de la humanidad



DAVID MECA: Te quiero. Y quiero irme contigo. Lejos, muy lejos. Donde nadie nos conozca. Y que nunca, nunca, se sepa más de nosotros. Imagina, sólos tú y yo, perdidos en un recóndito lugar de este mundo. Dejemos nuestros trabajos, dediquémonos el uno al otro. ¿Te vienes?


LUCÍA ETXEBARRÍA: Sí, quiero.