miércoles, 5 de diciembre de 2007

Esta casa es una ruina



Cuando sonó mi zapatófono, casi me caigo del caballo. La última vez que desde la regia casa utilizaron este método para comunicarse conmigo fue durante las duras jornadas del 23 F. En aquellos tiempos yo actuaba como asesor del Rey a pesar de que contaba sólo con 6 años. Por eso le recomendé que se dirigiera a la nación con nariz de payaso y preguntara ¿cómo están ustedes? para resultar más cercano. Finalmente, la opinión de Pedro Erquicia se impuso sobre la mía y hoy casi nadie recuerda aquél discurso tan sosainas.

Bajé de mi jamelgo, me descalcé y descolgué, no era plan de hacer esperar al Rey.

- ¿Majestad?
- Llámame Vicente, Juan Carlos, que hay confianza. ¿Qué te pasa, campechano?
- Dirás qué no me pasa, ¿no lees los periódicos?
- Sólo El Jueves, pero desde que sale a veces sí y a veces no, ya no lo compro.
- Bueno, pues que esto de ser Rey mola, pero a veces pasas malos tragos. Tengo muchos frentes abiertos ahora y necesito de tu colaboración en el más importante.
- No me digas más, quieres que redacte el discurso de Navidad.
- No, no, eso se lo he encargado al anónimo de tu blog, interesa que nadie entienda nada.
- Entonces, ¿en qué te puedo ayudar?
- Imagino que sabrás que mi hija Elena tiene, lo que se llama entre los monarcas, un “annus horribilis”.
- Por no hablar de la cara…
- Es mi ojito derecho y no me gusta verla sufrir. Necesito reforzar su imagen, y he pensado en ti. Eres un tío apuesto, sensible, cultivado, millonario, con don de gentes, ocupas un puesto importante en la sociedad, influyes en las grandes decisiones mundiales, te gustan los niños y por los cuadros que decoran tu casa, tienes el sentido del gusto metido en una caja fuerte cerrada bajo siete llaves.
- ¿Adónde quieres llegar, Juan Carlos?
- Es muy fácil. Eres la persona ideal para sustituir a Jaime de Marichalar. Quiero que te cases con mi hija. Creo que eres el indicado, incluso más que Pedro Erquicia. ¿Qué me dices?¿Hola? ¿Superintendente? ¿Estás ahí?


Yo sí estaba ahí. Quien no podía decir lo mismo era mi zapato, que volaba por la dehesa salmantina, presto a estrellarse contra el suelo mientras yo, cabalgando a toda velocidad, llamaba desde el otro zapatófono a mi amigo Federico para que, uniendo mi inteligencia estratégica y sus dotes de gran comunicador, acabemos de una vez por todas con esta farsa que ya está durando demasiado.

Viva la República.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué guai! yo quiero un zapatófono de esos! ¿dónde se compran?

El superintendente Vicente y el Capitán RMK dijo...

Esos zapatófonos, sra. consorte, están sólo reservados para los miembros del consejo de seguridad nacional española, del que soy presidente honorario gracias a mi estelar actuación durante la guerra de perejil, así en minúsculas. De todos modos, no se los recomiendo, porque cuando te llaman de número oculto vibra y te entra una risa así tontita que si estás en misa o en la entrega de los pullitzer queda fatal de la muerte.

A ti te vendría mejor un sandaliófono, va más con tu estilo.

P.D. Ya era hora de que entraras, collons, tanto "haz un blog, haz un blog" y cuando lo hacemos no dices nada...

Nitro dijo...

solo por no casarse con elenita merece la pena ser republicano, vive dios!!!

El superintendente Vicente y el Capitán RMK dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

El último comentario ha sido eliminado no por censura, sino por imbecilidad congénita de éste que les habla. Era de Federico y decía: "estoy en ello, estoy en ello, egue que egue..."

PIdo disculpas al autor del comentario, es lo que pasa cuando toqueteas más de lo debido.

Anónimo dijo...

Hay una cosa que no entiendo, ¿Por qué el Rey llama Majestad al superintende al principio de tan real conversación? Soy tonto lo sé pero no puedo dormiiiir

El superintendente Vicente y el Capitán RMK dijo...

hombre! ahora nuestro anónimo ha pasado de ser una jovenzuela de falda corta a un señor con bigote, vaya por dios.

Yo como parte implicada en el blog entiendo lo que el superintendente pretende con lo de llamarse majestad, o lo que pretende juanca al decirlo, pero todo el mundo sabe que el vicente es el superintendente aquí y en Bratislava (yo una vez conocí a una mozalveta bratislava con unos codos encantadores), otra cosa es que juanca no sepa atarse los zapatos y se postre ante el superintendente para intentar atarlos.

venga va a dormir que es tarde!

kaptain RMK
(ya que vicente no escribe me toca a mi responder)

Anónimo dijo...

A mí que me dejen de usurpar el nombre (le voy a poner copyright). No tengo más declaraciones que hacer al público asistente.

Anónimo dijo...

Reconozco mi estupidez y que no entendí nada la primera vez que leí post y epílogos. Ahora menos.